La primera parada y la próxima estación

Hace poco más de 3 meses que volví de Guatemala, un mes antes de lo que todo el mundo se esperaba, por lo que fui de sorpresa en sorpresa, guardando todas las caras, los gestos y las palabras de todos los que me veían como si de un fantasma se tratase. Recuperé de nuevo la vida que había dejado casi 10 meses atrás, la familia, los amigos y las costumbres, algo con lo que sueña todo el mundo que está alejado de su hogar durante tanto tiempo seguido.

Con ese retorno llegó el final de una etapa de mi vida que tanto había esperado y que tanto me ha dado. Cuando comenzó el viaje a Guatemala tenía muchos temores de cómo iba a resultar la experiencia, tanto personal como profesionalmente, que se vieron disipados al llegar allí y conocer a los que serían mis amigos y compañeros de trabajo, los ángeles de la guarda que me hicieron sentir lo más cercano a estar en casa, los que tanto me han cuidado y a los que tanto echaré en falta. A todos ellos solo les puedo dar las gracias y esperar que, en algún momento, nuestros caminos se vuelvan a encontrar.

Ahora, después de recuperar fuerzas con la familia y los amigos, estoy en la siguiente estación de mi viaje, en este caso mucho más cerca de casa, en Bruselas pero con el mismo objetivo y la misma motivación que me llevaron a Guatemala. Solo espero que esta experiencia sea, por lo menos, la mitad de buena que la anterior, con eso sería más que suficiente. Pero todo eso os le seguiré contando aquí.